A las siete de la mañana ya se reunían en una calleja de acceso al
penal unas decenas de familiares, que suplicaban poder llevar a los
presos un paquete con comida, porque llevan varios días sin comer.
María, ama de casa y madre de un joven de 19 años, el mayor de sus cinco
hijos, dice: "Los están matando como a perros". Durante el fin de
semana, en la morgue, María revisó unos 30 cadáveres que le presentaron
como procedentes del penal, pero no encontró entre ellos a su hijo. En
un descuido de los policías, el enviado de un periódico pudo acercarse
al penal. Tras los barrotes, los presos se acurrucaban y quitaban la
palabra para denunciar a gritos su situación: "Tenemos hambre. Llevamos
cinco días sin comer; hay gente desmayada y deshidratada. La Guardia
Nacional entró y saqueó todas las pertenencias".
A
la pregunta sobre el número de muertos, unos gritaban que más de 100 y
otro elevó esa cifra a 540. Uno de los presos reclamaba: "Tienen que
dragar el río de aquel lado para sacar los cadáveres. Otro negó que
hubiese un intento de fuga: "Abrieron la puerta, para que saliéramos y
disparar sobre nosotros".
A
Ledezma confiesa masacre ante el diario el País:
El gobernador de turno declaraba días después al diario el país de España: "Lo del Retén de Catia tiene
vinculación con la insurrección golpista, porque no hay duda de que lo
que se pretendía era crear un caos en Caracas y que salieran a la calle
más de 3.000 reclusos y eso tuvo que controlarse a costa de muchas
vidas".
Con esta confesión se puede apreciar como Antonio Ledezma, actual Alcalde Metropolitano de Caracas mandó a masacrar a cientos de internos que fueron ajusticiados en plena insurrección militar del 27 de Febrero de 1992, en la cual se aprovecho para hacer la terrible "profilaxis social" que durante décadas llevaron a cabo estos personajes que aún pretender seguir ejerciendo el poder en Venezuela.
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